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Teniéndose Demetrio por malhadado en aquella situación, y no pudiendo tomar venganza de los Atenienses, no hizo más que darles quejas con cierta moderación, al mismo tiempo que trataba de recobrar sus naves, entre las que había una de trece órdenes de remos. Habiéndolas recibido, navegó al Istmo, y hallando que sus cosas no estaban allí en mejor estado, porque las guarniciones, de una en una, se le habían ido separando y pasando a los enemigos, dejó a Pirro en observación de la Grecia, y haciéndose a la vela se dirigió al Quersoneso, desde donde empezó a talar las tierras de Lisímaco para fomentar y mantener su ejército, que ya iba reponiéndose y siendo de no pequeña entidad. Por lo que hace a Lisímaco, se veía abandonado de los demás reyes, por no parecerles ser de mejor intención que aquel, y antes sí más temible, por lo mismo que tenía mayor poder. De allí a poco Seleuco envió a pedir en casamiento a Estratonica, hija de Demetrio y File, sin embargo de tener ya un hijo llamado Antíoco. habido en Apama, natural de Persia; creyendo por una parte que, según la extensión de su mando, tenía para muchos sucesores, y por otra que necesitaba enlazarse con aquel, por cuanto había visto que de las hijas de Tolomeo Lisímaco había tomado una para sí y otra para su hijo Agatocles. Era para Demetrio una felicidad inesperada ser suegro de Seleuco, y haciéndose a la vela con aquella doncella, marchó con todas las naves a la Siria, arribando por necesidad a diferentes puntos, y tocando en la Cilicia, donde dominaba Plistarco después de la batalla con Antígono, por haberle sido entregada por los reyes esta provincia como un don especial. Era Plistarco hermano de Casandro, y juzgando violado injustamente su territorio por Demetrio en las arribadas, con ánimo de quejarse a Seleuco de que había hecho la paz con el enemigo común sin el consentimiento de los otros reyes, se embarcó para ir en su busca.

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