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Una vez que ya tomó la esperanza como un camino real, y volvió a tener cerca de sí un cuerpo y forma de mando, restituyó a los Tebanos su propio gobierno, mientras que los Atenienses se le rebelaron, y borrando de entre los que daban nombre al año, a Dífilo, que era sacerdote de los soteres o salvadores, le quitaron la vida, decretando que se eligieran otra vez arcontes conforme a las leyes patrias. Viendo a Demetrio con mayor poder del que habían esperado, llamaron a Pirro de la Macedonia, el cual marchó contra ellos con grande enojo, y puso estrecho sitio a la ciudad. Mas habiendo el pueblo enviado cerca de él al filósofo Crates, varón de grande crédito y autoridad, ya persuadido de éste acerca de lo que los Atenienses deseaban, y ya también meditando sobre lo que él mismo le manifestó convenirle, levantó el sitio, y reuniendo cuantas naves tenía, embarcó en ellas sus soldados, que eran once mil con los de caballería, y se dirigió al Asia con designio de hacer que la Caria y la Lidia se rebelaran a Lisímaco; pero en Mileto le salió al encuentro Eurídice hermana de File, trayéndole a Tolemaida, hija de Tolomeo que le estaba prometida en matrimonio por medio de Seleuco. Casóse, pues, con ella, tomándola de mano de Eurídice, e inmediatamente después de celebrado este enlace marchó a las ciudades de las cuales muchas voluntariamente se le sometieron, y otras muchas redujo por fuerza. Tomó también a Sardes, y algunos de los caudillos de Lisímaco se le pasaron, llevándole caudales y tropas: pero sobreviniendo con un ejército Agatocles, hijo de Lisímaco, se retiró a la Frigia con ánimo, si llegaba a tomar la Armenia de sublevar la Media y apoderarse de las provincias altas, que para el caso de verse acosado tenían muchos puntos de ocultación y de refugio. Perseguido de Agatocles, bien era superior en los encuentros; pero retirado de donde había víveres y pastos, además de hallarse falto de todo, se hacía sospechoso a los soldados de que quería llevarlos a ser habitante de la Armenia y la Media. Encruelecíase en tanto el hambre, y habiendo errado el vado para el paso del río Lico, pereció una gran partida, que fue arrebatada de la corriente; sin embargo, aun tenían humor para la sátira y la burla pues hubo, quien escribió delante de su tienda el principio de la tragedia de Edipo, con una ligera variación: Hijo de Antígono, el sobrado en años y de ojos falto, ¿qué región es ésta?

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