Habiendo sido muchos y frecuentes los combates que allí se dieron, en todos se distinguió, y dos veces, saliendo al encuentro a los Cesarianos, que huían en desorden, los contuvo, y precisándolos a pelear de nuevo con los que los perseguían, alcanzó la victoria, por lo que después de César era grande su fama, en el ejército. El mismo César manifestó la opinión que de él tenía cuando, habiendo de dar en Farsalia la batalla última que iba a decidir de todo, tomó para sí el ala derecha, y la izquierda la confió a Antonio, como el mejor militar de los que tenía a su lado. Nombrado César dictador después de la victoria, fue en persecución de Pompeyo; pero, eligiendo tribuno de la plebe, a Antonio, lo envió a Roma, Es esta magistratura la segunda cuando el dictador está presente; pero en su ausencia la primera, o por mejor decir la única; porque cuando hay dictador, el tribunado queda, y todas las demás magistraturas desaparecen.