Suscitóse a este tiempo riña y desavenencia entre el rey de los Medos y el parto Fraates, nacida, según dicen, con ocasión del botín hecho a los Romanos, y fue tal que en el Medo engendró sospecha y recelo de que éste le despojara del reino. Por tanto, envió a llamar a Antonio, prometiéndole que le auxiliara en la guerra con todo su ejército. Infundió esto grandes esperanzas a Antonio, porque veía que aquella sola cosa en que se consideraba inferior para domar a los Partos, que era la fuerza de la caballería y los arqueros, se le venía a las manos, pareciendo que hacía favor en lugar de pedirlo. Disponíase, pues, a subir otra vez por la Armenia, y juntándose con el rey de los Medos en el río Arajes, dar desde allí principio a la guerra.