Encontróse después Bruto con que la ciudad de Pátara trataba de hacerle fuerte resistencia, y no se atrevía a opugnarla por temor de otra locura igual; por tanto, como tuviese en su poder cautivas algunas mujeres, las envió libres sin rescate. Eran éstas hijas y mujeres de varones principales, y haciendo ver a los Patarenses ser Bruto un hombre sumamente moderado y justo, los persuadieron a ceder y hacer entrega de la ciudad, y de resultas se sometieron todos los demás y se pusieron en sus manos, contentos de que les hubiese cabido un caudillo tan justo y benigno; tal que, exigiendo Casio al mismo tiempo de los Rodios cuanto oro y plata tenían, de lo que recogió alrededor de ocho mil talentos, y multando a la ciudad sobre éstos en otros quinientos, él no impuso a los Licios más que ciento cincuenta talentos, y sin causarles ninguna otra vejación, partió de allí a la Jonia.