5

Luego que subió a verse con Valerio y le enteró de todo, hallándose allí presentes sólo su hermano Marco y su mujer, asombrado y temeroso Valerio, lo que hizo fue no dejar salir a Vindicio, sino que le encerró en una habitación, poniendo por guarda en la puerta a su mujer; y mandando a su hermano Marco que ocupase el palacio real, aprehendiese, si le era posible, las cartas, y tuviese en custodia la domesticidad, él mismo con muchos de sus clientes que allí se hallaban, y gran número de esclavos, se encaminó a casa de los Aquilios, que no estaban en ella. Por lo mismo, no hallándose nadie prevenido, atropelló por las puertas, y dio con las cartas, que se habían quedado donde los mensajeros las recibieron y envolvieron. Mientras estaba en esto, venían los Aquilios corriendo, y trabándose pelea en las mismas puertas, procuraban recobrar las cartas; mas los otros se defendían, y echándose la ropa al cuello, a fuerza y con dificultad dando y recibiendo empujones, por callejuelas fueron a salir a la plaza. Otro tanto sucedía en el palacio real, habiendo aprehendido también Marco otras cartas que estaban dispuestas para mandarse, y arrastrando hacia la plaza a cuantos le era posible de los domésticos del rey.

Share on Twitter Share on Facebook