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Precisado a salir de la ciudad, y deteniéndose en Argos, ocurrieron las cosas de Pausanias, que tanto asidero dieron contra él a sus enemigos. El que le suscitó la causa de traición fue Leobotes, hijo de Alcmeón Agraulense, corroborándola juntamente con él los Esparcíatas, Pausanias, pues, trayendo entre manos sus tramas de traición, al principio se guardó de Temístocles, no obstante que era su amigo; mas cuando supo que había sido desposeído del gobierno, y que lo llevaba mal, se resolvió a atraerle a la participación de sus designios, enseñándole las cartas del Rey e irritándole contra los Griegos por ser injustos e ingratos. Mostróse inaccesible a las solicitaciones de Pausanias y abominó de semejante participación; pero a nadie refirió aquellas conversaciones, ni denunció el intento, esperando quizá que Pausanias desistiría de él, o que otros lo denunciarían, habiéndose metido sin reflexión ninguna en una empresa disparatada y temeraria. Fue en esto condenado a muerte Pausanias, y habiéndosele encontrado algunas cartas y otros papeles relativos a este asunto, dieron lugar a sospechas contra Temístocles, con las que los Lacedemonios levantaron el grito, y los ciudadanos envidiosos le acusaron cuando se hallaba ausente y por escrito se estaba defendiendo de las primeras acusaciones. Porque viéndose calumniado por sus enemigos, escribió a sus ciudadanos, diciéndoles que siempre había aspirado a mandar, y que no habiendo nacido con disposición ni voluntad de ser mandado, nunca haría entrega a los bárbaros sus enemigos de sí mismo y de la Grecia. Con todo, persuadido el pueblo por sus acusadores, dispuso enviar quien le echase mano y lo trajese a ser juzgado ante los Griegos.

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