Por entonces contentó mucho a los patricios este desenlace, y se retiraron con Marcio sumamente gozosos. En el plazo de las tres ferias, porque hacen los Romanos sus ferias de nueve en nueve días, dándoles el nombre de núndinas, les dio esperanza de buen éxito el tener que levantar ejército contra los de Ancio, pensando que iría largo y ocuparía tiempo, con el que la plebe se haría más dócil, debilitándose el enojo concebido o borrándose del todo con la vuelta, eran frecuentes las juntas de los patricios, temerosos y solícitos por no abandonar a Marcio, ni dar otra vez a los tribunos motivo para conmover la plebe. Tenía opinión Apio Claudio de ser uno de los más opuestos a ésta, y no la desmintió en esta ocasión, diciendo que el Senado sería quien acabase con los patricios y quien disolviese la república, si daba lugar a que la plebe tuviera voto contra los patricios; pero, por el contrario, los más ancianos y más populares eran de dictamen de que la misma autoridad, en vez de más áspera y más insolente, haría a la plebe más dulce y más humana; porque para aquella, que más bien que despreciar al Senado estaba en inteligencia de ser de él tenida en poco, sería de gran honor y consuelo esta facultad de juzgar; de manera que en el acto mismo de tomar las tablas ya habrían depuesto la ira.