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No obstante todo esto, presentándose Timoleón a los embajadores y a los caudillos de los Cartagineses, les contestó sosegadamente que se prestaría a lo que tenían acordado- ¿ni que hubiera adelantado con oponerse?-; pero que quería que se trataran estas cosas por demandas y respuestas, ante una ciudad griega amiga de unos y otros, como era Regio, y después se retiraría, lo cual le convenía a él mucho para su seguridad, y a ellos les daría mayor firmeza en lo que proponían acerca de los Siracusanos, teniendo a todo un pueblo por testigo del convenio. Ésta fue una añagaza que les preparó para el desembarco, y en ella le auxiliaban todos los generales de los Reginos, quienes temían que los Corintios dominaran en la Sicilia y tener por vecinos a los bárbaros. Congregáronse, por tanto, en junta pública, y cerraron las puertas, como para impedir que los ciudadanos se distrajesen a otros negocios; y como para ganar a la muchedumbre emplearon discursos muy largos, tratando uno después de otro el mismo asunto, no con más objeto que el de dar tiempo a que anclasen las naves de los Corintios, y detener en la junta, sin causarles sospechas, a los Cartagineses; y más, que hallándose presente Timoleón les dio idea de que se levantaría y hablaría en ella. Mas como en esto llegase uno que le anunció estar ya ancladas todas las demás galeras, y que sola la suya quedaba esperándole, penetrando por entre la muchedumbre, y haciéndole espaldas los Reginos que estaban cerca de la tribuna, se encaminó al mar, y desembarcando con gran presteza, tomaron la vía de Tauromenio de Sicilia, recibiéndolos, y aun teniéndolos llamados de antemano con la mejor voluntad, Andrómaco, a quien estaba encomendada la ciudad, y que tenía en ella el mayor poder. Era éste padre de Timeo el Historiador; y con haber alcanzado en aquella sazón mayor autoridad que cuantos dominaban en la Sicilia, a sus ciudadanos los gobernaba en ley y justicia, y a los tiranos era notorio que los miraba con aversión y desagrado; así es que entonces ofreció su ciudad como refugio a Timoleón, y a sus ciudadanos los persuadió a que hicieran causa común con los de Corinto y juntos dieran la libertad a la Sicilia.

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