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Los Cartagineses que quedaron en Regio, visto que se había retirado Timoleón y disuelto la junta, estaban muy sentidos de que con otra estratagema se hubiesen burlado las suyas; con lo que dieron ocasión a que los Reginos los insultaran un poco, diciéndoles: “¿Cómo siendo Fenicios os incomodáis de lo que se hace con engaño?” Enviaron, pues, a Tauromenio un embajador en una de sus galeras, el cual, habiendo hablado largamente con Andrómaco, extendiéndose acalorada y groseramente sobre que era preciso despidiese sin la menor detención a los Corintios, por último, mostrándole la mano primero por la palma, y después por el otro lado, le amenazó que siendo su ciudad de esta manera la volvería de la otra. Andrómaco, echándose a reír, nada absolutamente le respondió, sino que, extendiendo como él la mano, primero por la palma y luego por la otra parte, le intimó que se fuera cuanto antes, si no quería que siendo su nave de esta manera la pusiese de la otra. Mas Hícetes, luego que supo el desembarco de Timoleón, cobró miedo y llamó cerca de sí muchas de las galeras de los Cartagineses, con lo que sucedió que los Siracusanos desconfiaron completamente de su salvación, viendo a los Cartagineses apoderados del puerto, a Hícetes dueño de la ciudad, a Dionisio defendido en el alcázar, y que Timoleón apenas tocaba a la Sicilia por medio de un hilo delgado, que era el pueblezuelo de los Tauromenios, con muy débil esperanza y muy escasas fuerzas, pues fuera de mil soldados y los víveres precisos para ellos, nada más tenía. Ni las ciudades se confiaban tampoco, estando agobiadas de males, e irritadas contra todos los generales de ejército, principalmente por la infidelidad de Calipo y Fárax, de los cuales el uno era Ateniense, y el otro, Lacedemonio; y diciendo ambos que venían a trabajar en su libertad y a destruir a los monarcas, hicieron ver a la Sicilia que eran oro los trabajos que habían padecido en la tiranía, y que debían ser tenidos por más dichosos los que habían muerto en la esclavitud que los que alcanzaron la independencia.

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