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Mas con todo de ser desidioso y de bajo espíritu, arrastrado del ímpetu de los mismos negocios, se decidió a la guerra, y contendió largo tiempo, habiendo derrotado a generales de los Romanos que habían sido cónsules, y grandes y poderosos ejércitos, y aun de algunos alcanzó victoria. Porque a Publio Licinio, cuando iba a invadir la Macedonia, lo rechazó con su caballería, con muerte de dos mil y quinientos hombres escogidos, haciendo a otros tantos prisioneros, y hallándose la escuadra romana anclada cerca de Oreo , marchó inesperadamente contra ella y tomó veinte galeras con sus cargamentos, echando a pique las demás, que contenían provisiones. Apoderóse también de cuatro naves de cinco órdenes de remos, y ganó segunda batalla, en que humilló a Hostilio, también consular, obligándole a retirarse por Elimia; provocándole a batalla cuando marchaba sin querer ser sentido por la Tesalia, logró ahuyentarle. Miró después como una distracción de la guerra el marchar contra los Dárdanos, haciendo que desdeñaba a los Romanos y los dejaba descansar, y destrozó a diez mil de aquellos bárbaros, tomando grandes despojos. Acometió también a los Galos establecidos cerca del Istro, conocidos con el nombre de Bastarnas, nación poderosa en caballería y ejercitada en la guerra. Excitó asimismo a los Ilirios, por medio de su rey Gentio, a que le auxiliaran en la guerra, y hay fama de que, ganados por él estos bárbaros con la soldada, cayeron sobre la Italia por la parte del Adriático.

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