14

Estuvo Emilio en reposo por algunos días, y se dice que, hallándose al frente uno de otro ejércitos tan poderosos, jamás se vio una inquietud semejante; mas empezó luego a hacer tentativas y esfuerzos por todas partes, y como llegase a entender que un solo punto se había quedado sin fortificar por la parte de Perrebia, hacia el templo de Apolo y la Roca, trató este negocio en consejo, dándole mayor esperanza el no estar defendido aquel sitio que temor su aspereza y fragosidad, que era por las que lo habían dejado sin custodiar. Entre los que se hallaban presentes, Escipión, llamado Nasica, yerno de Escipión Africano, y que más adelante tuvo mucha autoridad en el Senado, fue el primero que se ofreció a tomar el mando para encaminarse al punto designado, y después de él se presentó con grande ardimiento Fabio Máximo, el hijo mayor de Emilio, que todavía era muy mozo. Contento, pues, Emilio, les dio no tantas fuerzas como refiere Polibio, sino las que el mismo Nasica dice haber llevado consigo en carta escrita a un rey sobre estos sucesos. Los italianos, que no eran de la tropa de línea, subían a tres mil, y el ala izquierda, a cinco mil; y tomando con éstos Nasica ciento y veinte caballos y doscientos hombres de los Tracios y Cretenses, que mezclados estaban a las órdenes de Hárpalo, marchó por el camino que conducía al mar, y se acampó cerca de Heraclea, como si hubiese de embarcarse en las naves y cercar el ejército de los enemigos. Mas luego que los soldados comieron el rancho y sobrevinieron las tinieblas, descubriendo a los capitanes el verdadero, intento, caminó de noche en dirección opuesta al mar, y haciendo alto, dio descanso a la tropa bajo el templo de Apolo. Por esta parte, la altura del Olimpo pasa de diez estadios, como lo acredita una inscripción del que la midió, que dice así: Desde el templo de Apolo hasta la cumbre es del excelso Olimpo la medida - perpendicularmente fue tomadade estadios una década, y sobre ella un peletro , al que pies le faltan cuatro. Fue el medidor Xenágoras de Eumelo Salve ¡oh rey, y feliz suceso tengas! Es opinión de los geómetras que ni la altura de los montes ni la profundidad del mar pasan de diez estadios; pero Xenágoras parece que hizo esta medición, no a la ligera, sino por reglas y con los instrumentos convenientes.

Share on Twitter Share on Facebook