Hacía a la sazón la guerra Alejandro, tirano de Feras, a las claras a muchos de los Tésalos; pero en la intención y con asechanzas a todos; por lo que las ciudades enviaron mensajeros a Tebas, pidiendo un general y tropas; como Pelópidas viese a Epaminondas ocupado en proseguir las empresas del Peloponeso, se escogió a sí mismo, y como que se repartió para el auxilio de los Tésalos; no sufriendo, por una parte, tener ociosos sus conocimientos y sus fuerzas, y no creyendo, por otra, que donde estaba Epaminondas hiciese falta otro general. Apenas se encaminó a Tesalia con algunas fuerzas, tomó inmediatamente a Larisa, y como Alejandro viniese a él con ruegos, trató de transformarle, y de tirano convertirle en un monarca benigno y justo para los Tésalos. Mas él era insufrible y feroz, y además se le atribuía mucha crueldad, mucha insolencia y avaricia; por lo que, como Pelópidas se irritase e incomodase con él, se retiró a toda prisa con los de su guardia, Pelópidas, habiendo proporcionado a los Tésalos gran seguridad de parte del tirano y gran unión y concordia entre sí mismos, partió para la Macedonia, por cuanto haciendo la guerra Tolomeo a Alejandro, que reinaba sobre los Macedonios, ambos le llamaban para que entre ellos fuese un árbitro y un juez, y un aliado auxiliar del que pareciese había sufrido injusticia. Llegado allá, compuso sus diferencias, y restituyendo a los desterrados, recibió en rehenes a Filipo, hermano del rey, y a otros treinta jóvenes de los más principales, los que condujo a Tebas, haciendo ver a los Griegos a qué grado de consideración habían subido las cosas de los Tebanos por la opinión de su poder y por la confianza en su justicia. Éste es el mismo Filipo que después hizo la guerra a los Griegos contra su libertad, el cual todavía joven entonces pasó en Tebas su vida en casa de Pámenes. Ya desde aquella época parece que se hizo imitador de Epaminondas, llegando quizá a alcanzar su actividad en las cosas de la guerra y en las campañas, que era la parte menos principal de las virtudes de este héroe; pero de su tolerancia, de su justicia, su magnanimidad y su mansedumbre, en las que era verdaderamente grande, no pudo Filipo participar nada, ni por naturaleza ni por imitación.