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En el año quinto del reinado de Tacio algunos familiares y parientes suyos, encontrándose con ciertos mensajeros que de Laurento venían a Roma, se propusieron despojarlos violentamente de sus bienes en el camino, y porque no lo toleraron, sino que se defendieron, les dieron muerte. Cometida tan abominable acción, Rómulo fue de opinión que al punto debían ser castigados sus autores; pero Tacio la dejaba correr y daba largas; siendo éste el único motivo conocido de disensión que entre ellos hubo, pues por lo demás se llevaron muy bien, y con mucha concordia trataron en común los negocios. Entre tanto, los deudos de los que habían sido asesinados, desahuciados de que se impusiera la pena legítima, a causa de Tacio, dando sobre él en Lavinio en el acto de entender en cierto sacrificio, le quitaron la vida; y a Rómulo le fueron acompañando, alabándole de hombre justo. Cuidó éste de que se trasladase el cadáver de Tacio, y se le diese sepultura, el cual yace junto al llamado Armilustrio en el Aventino; mas no pensó en tomar satisfacción por su muerte, y algunos historiadores refieren que la ciudad de los Laurentanos por temor entregó los agresores, pero que Rómulo les dio libertad, diciendo que muerte con muerte se compensaba; lo que dio motivo para pensar y sospechar que no le había sido desagradable el que le hubiesen dejado sin colega en el mando. No por esto en cuanto a los negocios hicieron novedad o se inquietaron los Sabinos, sino que unos por amor a Rómulo, otros por miedo de su poder, y otros mirándole como cosa divina, le conservaron todos admiración y benevolencia. Aun muchos de los extranjeros miraban con veneración a Rómulo; y los más antiguos habitantes del Lacio se adelantaron a solicitar su amistad y alianza. Mas a Fidenas, ciudad circunvecina de Roma, la tomó por armas, según dicen algunos, mandando repentinamente caballería con orden de desquiciar las puertas; que de este modo se apareció allí cuando menos se esperaba; pero otros aseguran que los Fidenates fueron los primeros a hacer presas, y a talar la comarca y los arrabales de Roma, y que Rómulo, armándoles celadas, y haciéndoles perder mucha gente, tomó la ciudad. Con todo, no la incendió o devastó, sino que la hizo colonia de Romanos, haciendo pasar a ella dos mil y quinientos habitantes, en los idus de abril.

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