Escribió, pues, libros de diferentes materias y de historia. A la agricultura dio su atención, siendo todavía joven para su uso; porque dice que sólo empleó dos medios de granjería, el cultivo de la tierra y el ahorrar; y entonces la observación de lo que sucedía en su campo le suministró a un tiempo diversión y conocimientos. Así, ordenó un libro de agricultura, en el que trató hasta del modo de preparar las pastas y de conservar las manzanas: aspirando en todo a ser nimio y no parecido a otro. Sus comidas en el campo eran más abundantes, porque solía congregar a sus conocidos de los campos vecinos y comarcanos, holgándose con ellos, y procurando hacerse afable y congraciarse, no sólo con los de su edad, sino también con los jóvenes, para lo que tenía los medios de hallarse con muy varios conocimientos y haber presenciado muchos negocios y casos dignos de referirse. Reputaba además la mesa por muy propia para ganar amigos, y en ella cuidaba de introducir, tanto el elogio de los buenos y honrados ciudadanos, como el olvido de los vituperables y malos, no dando nunca Catón margen en sus convites ni para la reprensión ni para la alabanza de éstos.