5

En lo sucedido con Remo hay mucha oscuridad sobre la mano cuya fue la ejecución; y los más lo atribuyeron a otros: en lo que no hay duda es en que salvó a su madre, crudamente perseguida, y a su abuelo, que yacía en oscura y vergonzosa servidumbre, lo colocó en el trono, haciéndole con ánimo deliberado el mayor servicio, y no causándole daño, ni aun contra su propósito, cuando el olvido y descuido de Teseo en el precepto de la vela ni con la más estudiada defensa se libraría del cargo de parricidio, aun por sentencia de jueces poco avisados. Así es que convencido un Ateniense de lo difícil que era en este punto la apología, por más que se desease, finge que Egeo a la voz de la vuelta de la nave subió apresuradamente al alcázar con el ansia de verla, y yéndosele los pies se precipitó; como si hubiese estado tan falto de sirvientes, o no le hubiesen podido seguir, cuando así se afanaba, en su ida hacia el mar.

Share on Twitter Share on Facebook