Reinando Agis vino Alcibíades de Sicilia a Lacedemonia en calidad de desterrado, y a poco de residir en la ciudad se le culpó de tener trato menos decente con Timea, mujer del rey; el niño que de ella nació no quiso Agis reconocerlo, diciendo que lo había tenido de Alcibíades; de lo que escribe Duris no haber tenido gran pesar Timea, sino que, antes bien, al oído con las criadas le daba al niño el nombre de Alcibíades, y no el de Leotíquidas. De Alcibíades se refiere también haber dicho que, si había tenido aquel trato con Timea, no había sido por hacer afrenta a nadie, sino por la vanidad de que descendientes suyos reinaran sobre los Espartanos. Mas al cabo por esta causa salió Alcibíades de Lacedemonia, temeroso de Agis. El niño causó siempre sospecha a éste y no le miró nunca como legítimo; pero hallándose enfermo se arrojó a sus pies, con lágrimas, alcanzó que le declarara por hijo delante de muchas personas. Sin embargo, después de la muerte de Agis Lisandro, que ya había vencido a los Atenienses en combate naval, y gozaba del mayor poder en Esparta colocó a Agesilao en el trono, por no corresponder a Leotíquidas, que era bastardo; y, además, otros ciudadanos que tenían en mucho la virtud de Agesilao y el haberse criado juntos, participando de la misma educación, estuvieron de su parte también con el mayor empeño. Mas había en Esparta un hombre dado a la adivinación, llamado Diopites, el cual tenía en la memoria muchos oráculos antiguos y pasaba por muy sabio y profundo en las cosas divinas. Dijo, pues, que era cosa impía el que un cojo fuera rey de Lacedemonia; acerca de lo cual en el juicio recitó este oráculo: Por más ¡oh Esparta! que andes orgullosa y sana de tus pies, yo te prevengo que de un reinado cojo te precavas, pues te vendrán inesperados males, y de devastadora y larga guerra serás con fuertes olas combatida. A lo cual contestó Lisandro, que si los Espartanos daban valor al oráculo, de quien se habían de guardar era de Leotíquidas, porque al dios le era indiferente el que reinara uno a quien le flaqueasen los pies; pero que si reinaba quien no fuese ni legítimo ni Heraclida, esta era estar cojo el reino; a lo que añadió Agesilao, que Posidón había testificado la ilegitimidad de Leotíquidas, haciendo a Agis saltar del lecho conyugal con un terremoto, desde el cual se habían pasado más de diez meses hasta el nacimiento de Leotíquidas.