Habiéndose detenido en el país de Corinto y tomado el templo de Hera, mientras estaba ocupado en ver cómo los soldados conduelan y custodiaban los cautivos le llegaron embajadores de Tebas solicitando su amistad; pero como siempre hubiese estado mal con este pueblo, y aun entonces le pareciese que convenía ajarlo, hizo como que no los veía ni entendía cuando se le presentaron. Mas sobrevínole un accidente desagradable que pudo parecer castigo: porque antes de retirarse los Tebanos le llegaron mensajeros con la nueva de que la armada había sido derrotada por Ifícrates, descalabro de que les quedó sensible memoria por largo tiempo, porque perdieron los varones más excelentes, siendo vencida la infantería de línea por unas tropas ligeras y los Lacedemonios por unos mercenarios. Marchó, pues, sin dilación Agesilao en su socorro; mas cuando se convenció de que no había remedio regresó al templo de Hera, y, dando orden de que se presentaran los Tebanos, se puso a darles audiencia; mas como ellos a su vez le hiciesen el insulto de no volver a hablar de paz, sino sólo de que les dejara pasar a Corinto, encendido en cólera Agesilao: “Si queréis- les dijover lo orgullosos que están nuestros amigos por sus ventajas, mañana podréis gozar de este espectáculo con toda seguridad”; y llevándolos al día siguiente en su compañía, taló los términos de Corinto y llegó hasta las mismas puertas de la ciudad. Como, sobrecogidos de miedo, los Corintios no se atreviesen a emplear medio ninguno de defensa, despidió ya los embajadores. Recogió antes los tristes restos de la brigada y partió para Lacedemonia, tomando la marcha antes del día y haciendo alto cuando era ya de noche, para que aquellos Árcades, que los miraban con envidia y encono, no los insultasen. De allí a poco, en obsequio de los Aqueos, emprendió con ellos una expedición contra los de Acarnania, y habiéndolos vencido les tomó un rico botín. Rogábanle los Aqueos que, deteniéndose hasta el invierno, estorbara a los enemigos hacer la sementera, y él les contestó que antes lo haría al revés, porque les sería más sensible la guerra habiendo de tener sembrados sus campos hasta el verano; lo que así efectivamente sucedió, porque, formada nueva expedición contra ellos, se reconciliaron con los Aqueos.