Siendo ya anciano Artojerjes, entendió que sus hijos, ante sus amigos y ante los magnates, tenían contienda sobre el trono: porque los más juiciosos deseaban que como él mismo había recibido el reino, así, lo dejaría a Darío; pero Oco, el menor de todos, que era de espíritu fogoso y violento, tenía en el mismo palacio no pocos partidarios, y esperaba ganar al padre principalmente por Atosa, a la que obsequiaba para tomarla por mujer y para que reinara con él despuésde la muerte del padre; corrían incluso rumores de que en vida de éste tenía trato en secreto con ella, aunque de esto no supo nada Artojerjes. Queriendo, pues, quitar cuanto antes toda esperanza a Oco, precaver también que, arrojándose a seguir el ejemplo de Ciro, el reino se envolviese en guerras y contiendas, designó por rey a Darío, que se hallaba en la edad de cincuenta años, y le concedió llevar enhiesta la que llamaban Cítaris. Era ley dePersia que el designado pedía una gracia, y el designante había de otorgar la que se pidiese, como fuese posible y Darío pidió a Aspasia, mujer muy estimada antes de Ciro, y contada entonces entre las concubinas del rey. Era Aspasia de Focea, en la Jonia, hija de padres libres y educada con particular esmero; presentáronsela a Ciro con otras mujeres estando cenando, y las demás, habiendo tomado asiento, como Ciro arrimándose a ellas, usase de chanzas y de chistes, no se mostraban desdeñosas; pero aquella se estuvo callada al lado del escaño, y llamándola Ciro, no obedeció. Querían los camareros conducirla; pero “Tendrá que sentir- dijo ellacualquiera que venga a echarme mano”; con lo que por los circunstantes fue calificada como ingrata e incivil. Mas Ciro se holgó de ello, y echándose a reír, dijo al que había presentado aquellas mujeres: “¿Cómo hasta ahora no habías advertido que, entre todas, ésta sola me traías libre e intacta?” Y desde entonces comenzó a obsequiarla y a preferirla a todas, llamándola sabia. Quedó cautiva cuando, muerto Ciro, fue saqueado su campamento.