XI

Encontraron a Galba los embajadores enviados por el Senado en Narbona, ciudad de las Galias, y saludándole, le rogaron se apresurara a mostrarse al pueblo, que deseaba verle. Recibiólos y tratólos en todo con la mayor dulzura y humanidad; y como para los convites hallase dispuesto el aparato y servicio regio correspondiente, enviado con anticipación por Ninfidio del que perteneció a Nerón, no haciendo uso de ninguna de estas cosas, sino solamente del servido de mesa que antes tenía, ganó crédito y concepto entre todos, siendo tenido por magnánimo y superior a las delicadezas del lujo; pero al cabo de bien poco, haciéndole ver Vinio que aquellas disposiciones generosas, modestas y sencillas eran una afectación de popularidad y una inelegancia que desdecía de su grandeza, lo convenció de que debía usar de las preciosidades de Nerón, y no rehusar para los banquetes la magnificencia real. En fin, poco a poco fue dando a conocer el buen anciano que sería dominado por Vinio.

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