Díceme vuesamerced que no me ensanche porque me pide, y se obliga y me trata como de casa. ¿Eso se teme vuesamerced, reina mia? ¿No aguardará á ver lo que hago? ¿Ensancharme tenia, mi bien? Ahora lo verá, que me he fruncido y reunido de manera, que puedo voltear en un cañuto de alfileres de puro angosto. Díceme vuesamerced que se obliga con pedirme; pero yo hallo que es obligarse á tomar solamente. ¿Eso es tratarme como de casa ó como para su casa? No, hija: yo soy de los de la calle, y he conocido que si sus ojos de vuesamerced son el matadero de las ánimas, son el rastro de las bolsas. Todo se acaba, y el dinero más presto, si no se mira por él. Vuesamerced haga cuenta que no me ha pedido nada; que yo hago la misma: porque no hallo otro camino de guardar los mandamientos y hacerlos guardar, sino guardando mi dinero de vuesamerced. La bolsa sea sorda desde hoy en adelante.