XX

Peligroso debo de estar de honra y caudal, pues siendo la extremaunción de las pediduras el casamiento, á falta de otra cosa me pide vuesamerced palabra de matrimonio. Dígame, reina, ¿qué paciencia ó sufrimiento me ha columbrado, que me codicia para marido? Yo tengo cara de soltero y condicion de viudo; y es imposible que no sea género de venganza el quererse vuesamerced casar conmigo, conociéndose y conociéndome. Yo no quiero tomar mi matrimonio con mis manos, ni estoy cansado de mí ni enfadado con mis vicios; no quiero dar picón al diablo con vuesamerced. Maride por otra parte; que yo he determinado morir ermitaño de mi rincón, donde son más apacibles telarañas que suegras. Y porque no me suceda lo que á los que se casan, no quiero tener quien me suceda, y perseveraré en este humor hasta que haya órdenes de redimir casados como cautivos.

Share on Twitter Share on Facebook