XVI

Ahora es, y aun no acabo de santiguarme de la nota del billetico desta mañana. Mujer que tal piensa y tal escribe, ¿qué aguarda para asir de un garabato, y andarse á hurtar almas del peso de san Miguel? Concertadme esas razones. Despues de haberme mondado el cuerpo, y roídome los huesos, chupádome la bolsa, desparecídome la honra, desainádome la hacienda,—el tiempo es santo, esto se habia de acabar algún dia, la vecindad tiene qué decir, mi tia gruñe de dia y de noche; no puedo sufrir la soberbia de mi hermana; por vida tuya que excuses el verme y pasar por esta calle, y que demos á Dios alguna parte de nuestra vida la buen tiempo se arremangó Celestina á remedar la nota de fray Luis! Infernal hembra, diabla afeitada, mientras que tuve que dar y me duró el granillo, el tiempo fue pecador, no hubo vecinas, tu maldita y descomulgada tia, que agora gruñe de dia y de noche, entonces de dia me comia y de noche me cenaba; y con aquellos dos colmillos que sirven de muletas á sus quijadas, pedia casi tanto como tú con más dientes que treinta mastines. ¿Qué diré de la bendita de tu hermana? Que en viéndome se volvía campana, y no se le oía otra cosa que dan, dan. Bellaconas, ¿qué ha sido esto? Yo echo de ver que para convertiros no hay otra cosa como sacaros un gastado. Todas os habéis vuelto á Dios en viéndome sin blanca. Cosa devotísima debe de ser un pobre, y vuestra calavera es bolsa vacía. En gracia me cae lo de que démos á Dios parte de nuestra vida; y ¡qué vida, para dar parte de la sino á Lucifer! Y (aun con vergüenza, y hablando con perdón) ¡quitas á los hombres lo que han menester, y das á Dios lo que no es para su Divina Majestad! ¡La tomona se quiere hacer dadivosa de la otra vida! Sin duda te pusieron á deprender conciencia en casa de algún sastre. Digo que no pasaré por tu calle, ni ménos por estafa tan desvergonzada, sino que nos convirtamos á medias: yo me arrepentiré de lo que te he dado, para salvarme, y tú me lo restituirás, para que Dios te perdone; lo demás sea pleito pendiente para el purgatorio, si acaso vas; porque si vas al infierno, yo desisto, que no me está bien ponerte demanda en casa de tu tia.

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