Asustadas las Liebres de un estruendo,
Echaron á correr todas diciendo:
«Á quien la vida cuesta tanto susto,
La muerte causará menos disgusto.»
Llegan á una laguna de esta suerte
Á dar en lo profundo con la muerte.
Al ver á tanta Rana, que asustada
Á las aguas se arroja á su llegada:
«—¡Hola! dijo una Liebre ¿con que hay otras
Tan tímidas que aun tiemblan de nosotras?
Pues suframos como ellas el destino»:
Conocieron sin más su desatino.
Así la suerte adversa es tolerable,
Comparada con otra miserable.