Fábula XXIII. Los Navegantes.

Lloraban unos tristes pasajeros,

Viendo su pobre nave combatida

De recias olas y de vientos fieros,

Ya casi sumergida;

Cuando súbitamente

El viento calma, el cielo se serena,

Y la afligida gente

Convierte en risa la pasada pena.

Mas el piloto estuvo muy sereno,

Tanto en la tempestad como en bonanza;

Pues sabe que lo malo y que lo bueno

Está sujeto á súbita mudanza.