Dos Ranas que vivían juntamente,
En un verano ardiente
Se quedaron en seco en su laguna:
Saltando aquí y allí, llegó la una
Á la orilla de un pozo.
Llena entonces de gozo,
Gritó á su compañera:
—Ven y salta ligera.
Llegó, y estando entrambas á la orilla,
Notando como grande maravilla
Entre los agostados juncos y heno
El fresco pozo casi de agua lleno,
Prorrumpió la primera:—¿Á qué esperamos,
Que no nos arrojamos
Al agua que apacible nos convida?
La segunda responde:—Inadvertida,
Yo tengo igual deseo;
Pero pienso y preveo
Que, aunque es fácil al pozo nuestra entrada,
La agua, con los calores exhalada,
Según vaya faltando,
Nos irá dulcemente sepultando;
Y al tiempo que salir solicitemos,
En la Estigia laguna nos veremos.
Por consultar al gusto solamente,
Entra en la nasa el pez incautamente;
El pájaro sencillo en la red queda;
¡Y en qué lazos el hombre no se enreda!