Fábula XV. El parto de los Montes.

Con varios ademanes horrorosos

Los Montes de parir dieron señales:

Consintieron los hombres temerosos

Ver nacer los abortos más fatales.

Después que con bramidos espantosos

Infundieron pavor á los mortales,

Estos Montes, que al mundo estremecieron,

Un ratoncillo fué lo que parieron.

Hay autores que, en voces misteriosas,

Estilo fanfarrón y campanudo,

Nos anuncian ideas portentosas;

Pero suele á menudo

Ser el gran parto de su pensamiento,

Después de tanto ruido, sólo viento.