Fábula XIV. Las dos Ranas.

Tenían dos Ranas

Sus pastos vecinos;

Una en un estanque,

Otra en un camino.

Cierto día á ésta

Aquélla le dijo:

—¿Es creíble, amiga,

De tu mucho juicio,

Que vivas contenta

Entre los peligros,

Donde te amenazan,

Al paso preciso,

Los pies y las ruedas,

Riesgos infinitos?

Deja tal vivienda,

Muda de destino:

Sigue mi dictamen,

Y vente conmigo.—

En tono de mofa,

Haciendo mil mimos,

Respondió á su amiga:

—¡Excelente aviso!

¡Á mí novedades!

¡Vaya, qué delirio!

Eso si que fuera

Darme el diablo ruido.

¡Yo dejar la casa,

Que fué domicilio

De padres, abuelos

Y todos los míos,

Sin que haya memoria

De haber sucedido

La menor desgracia

Desde luengos siglos!

—Allá te compongas:

Mas ten entendido,

Que tal vez suceda

Lo que no se ha visto.—

Llegó una carreta

Á este tiempo mismo,

Y á la triste Rana

Tortilla la hizo.

Por hombres de seso

Muchos hay tenidos,

Que á nuevas razones

Cierran los oídos.

Recibir consejos

Es un desvarío:

La rancia costumbre

Suele ser su libro.

Share on Twitter Share on Facebook