Fábula XIV. El León y el Asno cazando

Su Majestad leonesa, en compañía

De un Borrico, se sale á montería.

En la parte al intento acomodada,

Formando el mismo León una enramada,

Mandó al Asno que en ella se ocultase,

Y que de tiempo en tiempo rebuznase

Como trompa de caza en el ojeo.

Logró el rey su deseo;

Pues apenas se vió bien apostado,

Cuando al son del rebuzno destemplado,

Que los montes y valles repetían,

su selvoso albergue se volvían

Precipitadamente

Las fieras enemigas juntamente;

Y en su cobarde huída

En las garras del León pierden la vida.

Cuando el Asno sé halló con los despojos

De devoradas fieras á sus ojos,

Dijo:—Pardiez, si llego más temprano,

Á ningún muerto dejo hueso sano.

Á tal fanfarronada

Soltó el rey una grande carcajada:

Y es que jamás convino

Hacer del andaluz al vizcaíno.