Canción XII

¡Oh cristalina fuente,

Si en esos tus semblantes plateados

Formases de repente

Los ojos deseados,

Que tengo en mis entrañas dibujado

Declaración

Como con tanto deseo desea el alma la unión del Esposo, y ve que no halla medio ni remedio alguno en todas las criaturas, vuélvese a hablar con la fe, como la que más al vivo le ha de dar de su Amado luz, tomándola por medio para ésta; porque, a la verdad, no hay otro por donde se venga a la verdadera unión y desposorio espiritual con Dios, según que por Oseas la da a entender, diciendo: Sponsabo te mihi in fide; Yo te desposaré conmigo en fe. Y con el deseo en que arde, le dice lo siguiente, que es el sentido de la canción o fe de mi esposo Cristo. Si las verdades que has infundido en mi alma, de mi Amado, encubiertas con obscuridad y tinieblas (porque la fe, como dicen los teólogos, es hábito obscuro), las manifestases con claridad, de manera que lo que me comunicas en noticias informes y oscuras lo mostrases y descubrieses en un momento, apartándote de esas verdades (porque ella es velo y cubierta de las verdades de Dios) formada y acabadamente, volviéndolas en manifestación y gloria; dice pues el verso:

Oh cristalina fuente.

Llama cristalina a la fe por dos cosas: la primera, porque es de Cristo, su esposo; y la segunda, porque tiene las propiedades del cristal en ser pura en las verdades, y fuente clara y limpia de error, y formas naturales. Y llámala fuente porque de ella le manan al alma las aguas de todos los bienes espirituales. De donde Cristo nuestro Señor, hablando con la Samaritana, llamó fuente a la fe, diciendo que a los que creyesen en él les daría una fuente cuya agua saltaría hasta la vida eterna: Fiet in eo fons aquae salientis in vitam aeternam. «Y esta agua era el espíritu que hablan de recibir en su fe los creyentes». Hoc autem dixit de Spiritu, quem accepturi erant credentes in eum.

Si en esos tus semblantes plateados.

A las proposiciones y artículos que nos propone la fe llama semblantes plateados; para inteligencia de lo cual y de los demás versos es de saber que la fe es comparada a la plata en las proposiciones que nos enseña; y las verdades y sustancias que en sí contiene son comparadas al oro, porque esa misma sustancia, que ahora creemos vestida y cubierta con plata de fe, habemos de ver y gozar en la otra vida al descubierto, desnudo el oro de la fe. De donde David, hablando en ella, dice así: «Si durmiéredes entre los dos cleros, las plumas de la paloma serán plateadas, y las postrimerías de sus espaldas serán del color de oro»; Si dormiatis inter medios cleros, pennae columbae de argentale, et posteriora dorsi ejus in pallore auri. Quiere decir que si cerráremos los ojos del entendimiento a las cosas de arriba y a las de abajo (a lo cual llama dormir en medio), quedaremos en fe, a la cuál llama paloma, cuyas plumas, que son las verdades que nos dice, serán plateadas, porque en esta vida la fe nos las propone obscuras y encubiertas, que por eso las llama aquí semblantes plateados; pero a la postre de esta fe, que será cuando se acabe la fe por clara visión de Dios, quedará la substancia de la fe desnuda del velo de esta plata, de color como de oro; de manera que la fe nos da y comunica al mismo Dios, pero cubierto en plata de fe, y no por eso nos le deja de dar en la verdad; así como el que da un vaso plateado, y él es de oro, no porque vaya cubierto con plata deja de ser de oro. De donde, cuando la Esposa en los Cantares deseaba esta posesión de Dios, prometiéndosela él en lo que en esta vida se puede, dijo que le haría unos zarcillos de oro, pero esmaltados con plata; Murenulas aureas faciemus tibi, vermiculatas argento. En lo cual le prometió de dársele en fe encubierto. Dice, pues, ahora el alma a la fe: «Oh si en esos tus semblantes plateados,» que son los artículos ya dichos, con que tienes cubierto el oro de los divinos rayos, que son los ojos deseados que añade luego, diciendo:

Formases de repente

Los ojos deseados.

Por los ojos entiende, como dijimos, los rayos y verdades divinas; las cuales, como también habemos dicho, la fe nos las propone en sus artículos cubiertas e informes. Y así, es como si dijera: ¡Oh, si estas verdades que informes y obscuramente me enseñas encubiertas en tus artículos de fe acabases ya de dármelas clara y formadamente descubiertas en ellas, como las pide mi deseo! Y llama aquí ojos a estas verdades, por la grande presencia que del Amado tiene, que le parece que le está ya siempre mirando; por lo cual dice:

Que tengo en mis entrañas dibujados.

Dice que las tiene en sus entrañas dibujadas, es a saber, en su alma según el entendimiento y voluntad; porque, según el entendimiento, tiene estas verdades infundidas por fe en su alma. Y porque la noticia de ellas no es perfecta, dice que están dibujadas; porque, así como el dibujo no es perfecta pintura, así la noticia de la fe no es perfecto conocimiento. Por tanto, las verdades que se infunden en el alma por fe están como en dibujo; y cuando estén en clara visión, estarán en el alma como perfecta y acabada pintura, según aquello del Apóstol, que dice: Cum autem venerit quod perfectum est, evacuabitur quod ex parte est; que quiere decir: Cuando viniere lo que es perfecto, que es la clara visión, acabarase lo que es en parte, que es el conocimiento de la fe.

Pero sobre este dibujo de la fe hay otro dibujo de amor en el alma del amante, y es según la voluntad; en la cual de tal manera se dibuja la figura del amado, y tan conjunta y vivamente se retrata en él cuando hay unión de amor, que es verdad decir que el amado vive en el amante, y este amante en el amado. Y tal manera de semejanza hace el amor en la transformación de los amados, que se puede decir que cada uno es el otro, y que entrambos son uno. La razón es, porque en la unión y transformación de amor el uno da posesión de sí al otro, y cada uno se deja y da y trueca por el otro, y entrambos son uno por transformación de amor. Esto es lo quiso dar a entender San Pablo cuando dijo: Vivo autem, jam non ego: vivit vero in me Christus; que quiere decir: Vivo yo, mas ya no yo; dio a entender que, aunque vivía él, no era vida suya, porque estaba transformado en Cristo, que su vida más era divina que humana; y por eso dice que no vive él, sino Cristo en él; de manera que, según esta semejanza de transformación, podemos decir que su vida y la de Cristo toda era una por unión de amor; lo cual se hará perfectamente en el cielo, con divina vida, en todos los que mereciesen verse en Dios; porque, transformados en Dios, vivirán vida de Dios y no vida suya, aunque sí vida suya, porque la vida de Dios será vida suya. Y entonces dirán de veras: Vivimos nosotros, y no nosotros, porque vive Dios en nosotros. Lo cual en esta vida, aunque puede ser, como lo era en San Pablo, pero no perfecta y acabadamente, aunque llegue el alma a tal transformación de amor, que sea matrimonio espiritual, que es el más alto estado a que se puede llegar en esta vida, porque todo se puede llamar dibujo de amor, en comparación de aquella perfecta figura de transformación de gloria; pero, cuando este dibujo de transformación en esta vida se alcanza, es grande buena dicha, porque con eso se contenta grandemente el Amado; que por eso, deseando él que le pusiese la Esposa en su alma como dibujo, dícele en los Cantares: Pónme como señal sobre tu corazón, como señal sobre tu brazo; Pone me ut signaculum super cor tuum, ut signaculum super brachium tuum. El corazón significa aquí el alma, en que en esta vida está Dios como señal de dibujo de fe, según lo dijo arriba; y el brazo significa la voluntad fuerte, en que está como señal dibujado de amor, como ahora acabo de decir.

De tal manera anda el alma en este tiempo, que, aunque en breves palabras, no quiero dejar de decir algo de ello, aunque por palabras no se puede explicar; porque la substancia corporal y espiritual le parece al alma que se le seca de sed de esta fuente viva de Dios, porque es su sed semejante a aquélla que tenía David cuando dijo: Como el ciervo desea las fuentes de las aguas, así mi alma desea a ti, mi Dios. Estuvo mi alma sedienta de Dios fuerte vivo; ¿cuándo vendré y pareceré delante de la cara de Dios? Quemad modum desiderat cervus ad fontes aquarum; ita desiderat anima mea ad te Deus. Sitivit anima mea ad Deum fortem vivum: quando veniam, et apparebo ante faciem Dei? Y fatígala tanto esta sed, que no tendría el alma en nada romper por medio de los filisteos, como hicieron los fuertes de David, a llenar su vaso de agua en las cisternas de Betleen, que es Cristo; porque todas las dificultades del mundo y furias de los demonios y penas infernales no tendría en nada pasar por engolfarse en esta fuente de amor. Porque a este propósito se dice en los Cantares: «Fuerte es la dilección como la muerte, y dura es su porfía como el infierno»; Fortis est ut mors dilectio: dura sicut infernus aemulatio. Porque no se puede creer cuán vehemente sea la codicia y pena que el alma siente cuando ve que se va llegando cerca de gustar aquel bien, y no se le da, porque, cuanto más al ojo y a la puerta se ve lo que se desea y se niega, tanto más pena y tormento cansa. De donde a este propósito espiritual dice Job Antequam comedam, suspiro: et tanquam inundantes aquae, sic rugitus meus. Antes que coma, suspiro; y como las avenidas de las aguas es el rugido y bramido de mi alma; es a saber, por la codicia de la comida entiende allí a Dios por la comida; porque, conforme a la codicia del manjar y conocimiento de él, es la pena por él.

Anotación de la canción siguiente

La causa de padecer el alma tanto a este tiempo por él, es porque, como se va juntando más a Dios, siente en sí el vacío de Dios y gravísimas tinieblas en su alma, con fuego espiritual que la seca y purga, para que purificada se pueda unir con Dios; porque en tanto que Dios no deriva en ella algún rayo de luz sobrenatural de sí, esle Dios intolerables tinieblas cuando según el espíritu está cerca de ella, porque la luz sobrenatural escurece la natural con su exceso; todo lo cual dio a entender David cuando dijo: Nubes, et caligo in circuitu ejus… ignis ante ipsum praecedet; «Nube y obscuridad está en rededor de él, fuego precede su presencia. Y en otro salmo dice: Et posuit tenebras latibulum suum, in circuitu ejus tabernaculum ejus: tenebrosa aqua in nubibus aeris. Prae fulgore in conspectu ejus nubes transierunt, grando, et carbones ignis; Puso por su cubierta y escondrijo las tinieblas, y su tabernáculo en rededor de él es agua tenebrosa en las nubes del aire, por su gran resplandor en su presencia hay nubes y granizo y carbones de fuego; es a saber, pasa el alma que se le va más llegando, porque cuanto más el alma a él se llega, siente en sí todo lo dicho, hasta que Dios entre en sus divinos resplandores para transformación de amor. Pero, como en Dios, por su inmensa bondad, conforme a las tinieblas y vacíos del alma, son también las consolaciones y regalos que le hace; porque Sicut tenebrae ejus, ita et lumen ejus; y porque con ensalzarlas y glorificarlas las humilla también y fatiga, de esta manera envió el alma entre fatigas ciertos rayos divinos de sí, con tal gloria y fuerza de amor, que la conmovió toda, y así, con gran pavor y temor natural dijo al Amado el principio de la siguiente canción, prosiguiendo el mismo Amado lo restante de ella.

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