VI.

la belleza es la posibilidad que tienen todas las cosas para crear y ser amadas.

EL TIEMPO desgrana eternamente sus horas, y en cada hora los sentidos del hombre aprenden á conocer el Universo. Un día nuestros ojos y nuestros oídos destruirán las categorías, los géneros, las enumeraciones, herencia de las viejas filosofías, y de las viejas lenguas habladas en el comienzo del mundo. Ojos y oídos, sutilizados por una educación de siglos, crearán nuevas razones entre las cosas. Nuestro conocimiento será más cabal, y por cada grano de la espiga, por cada hoja de la flor, por cada pájaro del nido será distinta la emoción en las almas. Todas las cosas, lo mismo en sus diferencias que en sus semejanzas, se multiplicarán para el goce del conocimiento, y los sentidos aun sutilizados indefinidamente, no podrán contenerlas jamás. El Universo, sin haber cambiado, nos dará una emoción distinta y dirá otra relación con Dios. ¡Pero en la luz divina de este día aun seguiremos cautivos de los ritmos clásicos, y de su tradición y de sus claras normas! Aparentemente nada tan efímero como las almas que guardan su misterio fecundo en líneas, en ritmos, en números de palabras, y, sin embargo, son las únicas que vuelan sobre los siglos. Un largo pasado de amor, de quietud y de armonía, es siempre augurio de un largo porvenir: Las rosas nacidas con el alba se deshojan cuando llega la tarde, y sólo el cristal que cuenta mil años puede contar otros mil. La conciencia estética del pasado está siempre en lo futuro, porque toda acción de belleza es un centro de amor que engendra los infinitos círculos de la esfera. El instante más pequeño de amor, es eternidad.

Afanosos por conservar aquellas normas clásicas que fueron como soles, animamos con nuevos significados el arte de los antiguos y luchamos antes de alejarnos para siempre de su comprensión. Se ha oscurecido el significado de los poetas griegos, y seguimos llevando en nosotros su culto con una llama de fe y de amor al amor pasado. ¡Cuántas veces al buscar la belleza en los rudos poemas de otro tiempo somos como tejedores de una tela inconsútil y dorada! Nuestras almas inquietas de modernidad vierten en los ritmos viejos el tesoro de sus emociones nuevas. Los poemas famosos y fabulosos, teologales y musicales crisoles del alma antigua, serían como apagadas escorias si nosotros no los vistiésemos de luz. La obra de belleza, creación de poetas y profetas, se acerca á la creación de Dios: Ha tenido una significación en lo pasado, y lleva á lo futuro otra distinta, como el Universo. El alma demiurga está en nosotros, y el verso y el ritmo vuelven á ser creados.

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