VII.

toda forma suprema de amor, es una matriz cristalina y eterna. ser bello es hacerse centro de amor, y morar otra vez en el himen divino

Y FUERON las artes de los metales y de la piedra las primeras en definir el arquetipo de su belleza, porque son realizadas sobre substancias duras, firmes, casi eternas, que á través de los siglos perduran en una gracia matinal llena de evocaciones y de luz. Son las artes de los ojos de un conocimiento fácil y placentero, y las literarias arcanas por demás. ¡Siempre alejándose, siempre en espectros! Las hace inexpresivas la mudanza en los usos, absurdas el cambio de religiones, intrincadas la modificación en las escrituras, opacas la corrupción prosódica de las lenguas. Las artes literarias dan la sensación de no haberse definido aún, y de luchar por ser. Aparecen como largos caminos por donde las almas van en la exploración de su Mundo Interior. Y las otras artes que cifran en la luz el goce de su belleza, son como rosas de la Geometría. Por lo permanente de su emoción, por la alegría del conocimiento, por la esencia de sus normas, tienen algo de cristales. Son las artes engendradas y definidas por el Sol.

Yo gusto de hacer clara distinción entre los dos sutiles caminos matemáticos por donde nos llegan las emociones estéticas: Todas las cosas bellas y mortales que nosotros creamos, son para los ojos ó son para los oídos, alternativamente. Su goce no pueden disfrutarlo los dos sentidos á la vez. En las creaciones del alfabeto, la luz es un medio para el conocimiento, pero la esencia que exprimen las letras, es de la música. Solamente en el baile se juntan los sutiles caminos de la belleza, sonido y luz, en una suprema comprensión. La armonía del cuerpo perdura en la sucesión de movimientos por la unidad del ritmo. El baile es la más alta expresión estética, porque es la única que transporta á los ojos los números y las cesuras musicales. Los ojos y los oídos se juntan en un mismo goce, y el camino craso de los números musicales se sutiliza en el éter de la luz. En la luz está la purificación de todas las cosas. Los sonidos son más de la substancia de las horas, más yuxtaposición de un instante con otro instante. Todo el sistema de las palabras es un sistema de larvas, de formas embrionarias, de matrices frías que guardan yerto el conocimiento de las ideas adquiridas bajo el ritmo del Sol.

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