Exégesis trina

EL ENIGMA BELLO de todas las cosas es su posibilidad para ser amadas infinitamente. Cristo Señor Nuestro cifró en el amor la suma perfección, y

su divina norma, prodigio de prodigios, tiene el aspecto ingenuo de una flor en el campo. El mortal que resolviese en amor todas sus acciones, volvería al estado primitivo de sobrenaturaleza y vería el rostro de Dios. Este milagro se obra en el éxtasis, cuando el alma abiertas las alas angélicas y despojada de la conciencia humana, penetra bajo el arco de la otra vida, que en la interpretación gnóstica no guarda el enigma del futuro, sino el del pasado. Amar es comprender, y el éxtasis es la rosa mística del conocimiento, por sus caminos tornamos á ver el mundo bajo el rocío sagrado de la primera aurora, y aun cuando sea gracia concedida á pocos, no por ello habrán de negarse sus dones. Asperos son los caminos para desnudarse de la percepción cronológica, sin embargo, quien no los anda yerra en toda la doctrina estética, pues siendo la belleza atributo de la esencia divina, no puede realizarse su logro por las rodadas del Tiempo. Nuestros sentidos solamente son gusanos de luz sobre el místico y encumbrado sendero por donde la humana conciencia transmigra en las cosas, y está en ellas como la imagen en el fondo del espejo, que no puede ser separada. Cuando se realiza este vínculo, todas las representaciones inteligibles y sensibles dejan de ser en el hilo de las horas, y convertidas en intuiciones eternas aparecen despojadas su sentido efímero. Para el extático no existe mudanza en las imágenes del mundo, porque en cualquiera de sus aspectos sabe amarlas con el mismo amor. El éxtasis es el goce contemplativo de todas las cosas en el acto de ser creadas: Uno Infinito Eterno. Y el Arte es nuncio de aquel divino conocimiento cuando alumbra un ideal de conciencia, una razón de quietud y un imán de centro, plenarios de vida, de verdad y de luz. Tres son los tránsitos por donde pasa el alma antes de ser iniciada en el misterio de la eterna belleza: Primer tránsito, amor doloroso: Segundo tránsito, amor gozoso: Tercer tránsito, amor con renunciamiento y quietud.

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