El Tirano corría por el cielo el campo de su catalejo: Tenía blanca de luna la calavera:
—Cinco fechas para que sea visible el cometa que anuncian los astrónomos europeos. Acontecimiento celeste, del que no tendríamos noticia, a no ser por los sabios de fuera. Posiblemente, en los espacios sidéreos tampoco saben nada de nuestras revoluciones. Estamos parejos. Sin embargo, nuestro atraso científico es manifiesto. Licenciadito Veguillas, redactará usted un decreto para dotar con un buen telescopio a la Escuela Náutica y Astronómica. El Licenciadito Nacho Veguillas, finchándose en el pando compás de las zancas, sacó el pecho y tendió el brazo en arenga:
—¡Mirar por la cultura es hacer patria! El Tirano pagó la cordialidad avinada del pobre diablo con un gesto de calavera humorística, mientras volvía a recorrer con su anteojo el cielo nocturno. Y los cocuyos encendían su danza de luces en la borrosa y lunaria geometría del jardín.