DE LA JUSTICIA EN LA AMISTAD Y EN OTRAS RELACIONES

Al parecer, la justicia es una especie de igualdad, y la amistad consiste en la igualdad, a no ser que sea un error el decir que la amistad no es más que una igualdad. Todas las constituciones políticas no son, en el fondo, otra cosa que formas de la justicia. Un Estado es una asociación, y toda asociación no se sostiene sino mediante la justicia, de tal manera que todas las formas de la amistad son otras tantas formas de la amistad son otras tantas formas de la justicia y de la asociación.

Todas estas cosas se tocan, y sólo hay entre ellas diferencias casi insensibles. En las relaciones entre el alma y el cuerpo, el obrero y su instrumento, el dueño y su esclavo, que son casi las mismas, no hay verdadera asociación, porque en un caso no hay dos seres sino uno, y en otro sólo hay la propiedad de un solo y mismo individuo. Tampoco se puede concebir el bien de uno y de otro separadamente, sino que el bien de ambos es el bien del ser único en cuyo obsequio se ha hecho.

Así, el cuerpo es un instrumento congénito del alma, y el esclavo es como una parte y un instrumento separable del dueño, y el instrumento del obrero es una especie de esclavo inanimado. Todas las demás asociaciones puede decirse que son una parte de la asociación política, tales como las asociaciones de las Fratrias, de los Misterios, etc., y hasta las asociaciones mercantiles y lucrativas son también especies de Estados. Ahora bien, todas las constituciones con sus diversos matices se encuentran en la familia, lo mismo las constituciones puras que las degeneradas, porque lo que pasa en los Estados se parece mucho a lo que tiene lugar en las diversas especies de armonías.

Puede decirse que el poder real es el del marido sobre la mujer; y la república la relación de unos hermanos con otros. La degeneración de estas tres formas puras es sabido que da lugar a la tiranía, a la oligarquía y a la democracia, y hay tantos derechos y justicias diferentes como diferencias en la forma de las constituciones. Por otra parte, como hay igualdad de núme-ro y, además, igualdad de proporción, debe haber otras tantas especies de amistad y de asociación. La simple asociación de compañeros y la amistad que los une sólo se refieren al

115 número; en ella todos están sometidos a la misma medida. En las asociaciones proporcionales la que es aristocrática y real es la mejor, porque el derecho no es idéntico para el superior y para el inferior, siendo lo único justo entre ellos la proporción.

Lo mismo sucede con la amistad entre el padre e hijo y con todas las asociaciones de este género.

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