«Ven, Himeneo, y nuestra agricultura
De copia tal a estrellas deba amigas
Progenie tan robusta, que su mano
Toros dome, y de un rubio mar de espigas Inunde liberal la tierra dura;
Y al verde, joven, floreciente llano
Blancas ovejas suyas hagan, cano,
En breves horas caducar la hierba;
Oro le expriman líquido a Minerva,
Y -los olmos casando con las vides-
Mientras coronan pámpanos a Alcides
Clava empuñe Lieo.
Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo. »