- IV - [1517]

Al Señor de Lansac [1518]

Caballero de la Orden del Rey, consejero en su consejo privado, subteniente de sus haciendas y capitán de cien gentilhombres de su casa.

Señor, os envío la Economía de Jenofonte, puesta en francés por el difunto señor de La Boëtie. Este presente me ha parecido seros adecuado así por haber emanado primeramente, como sabéis, de la mano de un gentilhombre de marca[1519], magno en la guerra y en la paz, como por haber tomado su segunda forma de aquel personaje[1520] a quien sé que amasteis durante el transcurso de su vida. Esta dedicatoria os servirá siempre de aguijón a continuar para con su nombre y su memoria vuestra buena opinión y voluntad. Y no temáis, señor, el acrecentarlos resueltamente en alguna cosa, pues no habiéndole gustado sino por los testimonios públicos que dio de su persona, que corresponde a mi agregaros que poseía tantos grados de capacidad por cima de los que conocíais, que puedo deciros estáis bien lejos de haberle ponderado en toda su integridad. Mientras vivió otorgome el honor, que yo incluyo entre la mejor de mis fortunas, de enderezar conmigo una costura de amistad tan estrecha y tan junta, que no hubo lado, movimiento ni resorte de su alma, los cuales no haya yo podido considerar y juzgar, al menos si mi vista alguna vez no fue corta. Ahora bien, sin que la verdad sea lastimada, estaba todo puesto en la balanza, tan cercano del milagro, que para que no deje de otorgárseme crédito al lanzarme fuera de los límites de lo verosímil, fuerza es que hablando de él me contraiga y restrinja por bajo de lo que sé. Y por esta vez, señor, me conformaré solamente con suplicaros, por el honor y reverencia que a la verdad debéis, el que creáis y testimoniéis que nuestra Guiena no ha visto nada parecido a él entre los hombres de su clase. Esperando, pues, que le otorgaréis lo que con justicia tanta le es debido, y para refrescar su recuerdo en vuestra memoria, pongo este libro en vuestras manos, el cual juntamente os declarará, por lo que a mí toca, que sin la ex profesa prohibición que mi incapacidad me ordena os presentaría tan de buena gana alguna cosa mía, como reconocimiento de las obligaciones que os debo, y del favor y amistad que de antiguo habéis profesado a los de nuestra casa. Mas a falta de mejor moneda os ofrezco en pago una segurísima voluntad de prestaros humilde servicio.

Señor, ruego a Dios que os mantenga en su guarda.

Vuestro obediente servidor.

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