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Es evidente el carácter político de tan marcada abstención. A la Francia monárquica ó imperial, nadie la desairaba. Francia no ha sabido ó no ha podido curarse de sus aficiones de propagandista, ni renunciar oportunamente á su oficio de mecha encendida y aplicada sin cesar al barril de pólvora de las revoluciones. Un siglo va á cumplirse desde que á los gritos de una multitud ebria de placer, derribó la vieja y sombría Bastilla: un siglo lleva demoliendo, y no se ha cansado de demoler todavía. Parécele que no agitó lo suficiente al mundo; aún se estremecen sus entrañas con movimientos convulsivos, y al pronunciar las palabras de «paz, trabajo y concordia,» duda de sí y no se cree apta para realizar plenamente tan halagüeña divisa. Este lema es pura fórmula mercantil. Nada violento persiste, y así como España, para respirar y vivir, tuvo que renunciar á sus pronunciamientos y sus guerras civiles, Francia necesita dejarse de revoluciones, que hartas hizo, y á bastantes dió ocasión y bandera. La actitud de las potencias se funda en la fecha del Centenario que la Exposición conmemora, la demolición de la Bastilla: para unas habrá sido motivo, para otras pretexto; para todas razón, y razón fuerte. Viene muy á pelo recordar aquí otros versos de Víctor Hugo, una estrofa de los Cantos del crepúsculo. «¡Oh Dios!»—exclama el vate.—«Si tus alas cobijan á la nación francesa, no permitas, Señor, estas perennes luchas, este levantar y derrocar de tronos, estas tristes libertades, hoy concedidas y suprimidas mañana; este negro torrente de leyes, pasiones, ideas, que se derrama en desatadas olas; estos tribunos que no se reunen sino para oponer á los abusos de granito constituciones de yeso; este flujo y reflujo incesante: esta guerra más honda y sombría cada vez, del Gobierno contra los partidos y de los partidos contra el Gobierno.» ¿No parece que Víctor Hugo presintió el estado de incertidumbre y angustia política que precede á la apertura de un Certamen cuya corona debiera tejerse con las rosas de la alegría y las olivas de la paz?

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