«Las elecciones de ayer han pasado tan tranquilas que ni mesas se instalaron en el atrio, ¡dáte cuenta!
Los escrutadores no se acordaron de la votación hasta que Bustos, el secretario de la Municipalidad, les llevó las actas fraguadas en casa de Ferreiro, para que las firmaran y mandarlas después a la capital. Dicen que uno le dijo:
-¡No se apure tanto amigo! ¡Si las elecciones son el domingo que viene!...
Y lo mejor es que Bustos se quedó en la duda y corrió a consultarlo a Ferreiro que, a la noche, lo contaba en el club, riéndose a carcajadas.
Total: sin que nadie se moviese de su casa, sin gastar un centavo, hubo mil doscientos votantes por la lista del gobierno, lo que da a Pago Chico una enorme importancia política.
Así se hace patria».