CURACIÓN MILAGROSA

«¡A este doctor Carbonero no hay con qué darle! El otro día, en la cancha, el matón Camacho, traído por Ferreiro, y del que hasta ahora no nos hemos podido librar, le dio tal garrotazo a Lobera que por poco lo desnuca. Ahí no más quedó tieso más de media hora, tendido en el suelo de la cancha.

Lobera está malamente herido, y quien sabe si no espicha, pero para que Barraba y el juez Machado puedan poner en libertad al otro, el doctor Carbonero ha extendido un certificado diciendo que no tiene nada.

Y lo más lindo es que mientras Moraira, o sea Camacho, anda suelto y compadreando como de costumbre, a Lobera me lo tienen preso en un cuarto del hospital, en cama y con centinela de vista, sólo porque tuvo la infelicidad de pelar el revólver cuando el otro lo volteó del garrotazo.

Se le está haciendo sumario por desorden, uso de armas y no sé qué otros crímenes. Y el pueblo entre tanto, calladito como en misa. El único que protesta es el pobre Viera. Pero ¿a qué santo si nadie le lleva el apunte?

Fuera de que los carneros le están haciendo una guerra tremenda, y a este paso, pronto no tendrá ni con qué comer. Yo le dije que meta el violín en bolsa, pero él no quiere si no morir en su ley...»

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