La casta histórica castellana

[1] Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, Ministerio de Cultura
La España Moderna. Núm. LXXV. Marzo de 1895
Páginas 57 a 82.

Para llegar, lo mismo un pueblo que un hombre, á conocerse, tiene que estudiar de un modo ó de otro su historia. No hay intuición directa de si mismo que valga; el ojo no se ve sino es con espejo, y el espejo del hombre moral son sus obras, de que es hijo. Al árbol se le conoce por sus frutos; obramos según somos, y del conocimiento de nuestras obras entramos al de nosotros mismos, con la misma marcha que al de nuestros prójimos por las suyas, puesto que, en resolución, no es cada cual más que el primer prójimo de sí propio. Mas como esta inferencia de nuestras obras á nuestro carácter es de todos los días, apenas nos damos cuenta de ella creyendo conocernos intuitivamente, de modo directo. Y, sin embargo, ¡cuántas veces no se dice uno á si mismo: « no me creí capaz de tal cosa », ó « no me reconozco », « soy otro! ».
Si vas á saltar una zanja sin conocer previamente cuánto saltas, lo haces con el encogimiento del miedo y caes; más si ejercitándote en gimnasia hablas medido tus fuerzas, saltas con valor, con conocimiento de ti mismo, que éste es el valor verdadero, conocimiento de sí mismo. La misma utilidad que la gimnasia para la vida corporal tiene el examen de conciencia para la espiritual, y el estadio sereno de la historia para un pueblo. Estudiando éste se llega al carácter popular íntimo á lo intra-histórico de él.
Al comprender el presente como un momento de la serie toda del pasado, se empieza á comprender lo vivo de lo eterno, de que brota la serie toda, aun cuando queda otro paso más en esta comprensión, y es buscar la razón de ser del « presente momento histórico », no en el pasado, sino en el presente total intra-histórico; ver en las causas de los hechos históricos vivos revelaciones de la sustancia de ellos, que es su causa eterna. Pero entre tanto no nos sea esto hacedero con ciencia, será utilísima é imprescindible la labor de los desenterradores y ajustadores de sucesos históricos pasados, porque es labor de paleontología, luz para enlazar á nuestros ojos las especies vivas hoy y llegar á la continuidad zoológica. Por las causas se va á la sustancia. Sin el paleontológico hiparión no veríamos tan clara la comunidad entre la pesuña del caballo y el ala del águila. Y así como la paleontología, capítulo de la historia natural, se subordina la biología general, así la historia del pasado humano, capitulo de la del presente, se ha de subordinar á la ciencia de la sociedad, ciencia en embrión aún y parte también de la biología. Todo esto es hoy del dominio general, tan corriente que apenas se asienta, poro es, como veremos, letra muerta. Son cosas sabidas de sobra y... Dios te libre, lector, de tener razón que te sobre, más te vale que te falte.
El conocimiento desinteresado de su historia da á un pueblo valor, conocimiento de sí mismo, para despojarse de los detritus de desasimilación que embarazan su vida.
En el asunto que nos ocupa aquí, para llegar á lo duradero de nuestro casticismo, á su roca viva, conviene estudiar cómo se ha formado y revelado en la historia nuestra casta histórica.

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